La autenticidad de la mezcla
Con la noche de San Juan comienza oficialmente el verano. Aunque todo en junio sea un espacio de tránsito, la magia de esta noche hace que los calellenses cambiemos el chip. El tiempo se dilata y el calor, por las tardes, nos regala una imagen muy característica de nuestro estilo de vida: la media hora de siesta bajo la sombra de una palmera.
La playa en verano es el más pintoresco de los cuadros. Una deliciosa mezcla de gentes de todos los pueblos, edades, estilos y condiciones. A la derecha se siente el gallego y a la izquierda el alemán, enfrente hay uno de Lleida y detrás un andorrano. Los servicios hacen nuestras playas perfectas para todos. Para los grandes y para los pequeños, para los que llevan bocadillos y para los que prefieren los chiringuitos. Su proximidad a la ciudad permite dejar la sombrilla a la hora de comer y regresar, tras un clásico café con hielo, a hacer la digestión en la sombra con un buen libro.
Por las noches no nos alejamos demasiado de la playa. La puesta de sol es el momento perfecto para ponerse guapo y salir a caminar por el paseo. Encontrarse a alguien, hablar un poco y comprar un helado de cucurucho que dura el largo de la Playa Grande. Luego, según la programación, las Nits d'Estiu ofrecen conciertos y espectáculos en diferentes puntos de la ciudad.
Y cuando llega septiembre, un poco más rojos y un poco más morenos, aún bajo el hechizo de las habaneras y el cremat, ya tenemos ganas de recibir el otoño. Volver a una rutina que está llena de emociones. Descubrir, un año más, los pequeños placeres que hacen de Calella un privilegio de ciudad.
El objetivo de la finaciación es que estos recursos contribuyan a consolidar el municipio como un destino competitivo y con garantías de futuro, poniendo el foco en las acciones que vinculen la sostenibilidad en su dimensión económica, sociocultural y medioambiental
Ver másLos calellenses tenemos fama de hospitalarios con los visitantes. Tanto así que muchos alemanes que han llegado de visita han decidido instalarse. Seducidos por nuestro ritmo de vida, poco a poco se han convertido en padres, madres, amigos y vecinos de Calella. Esta pequeña colonia, que ha crecido con nuevas llegadas y generaciones, nos ha regalado una tradición que se ha integrado con mucho éxito en nuestro calendario.
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